“Perfume Peligro” indaga sobre la ambigüedad detrás de la idea de hogar. Está compuesta por una habitación translúcida, de madera y naylon, que encierra objetos de la vida doméstica agrupados por una gran manta de tela que los cubre. Estos materiales generan escenas superpuestas, donde emergen siluetas aparentemente reconocibles, que se mezclan con la ilusión de lo que no se ve. Algunos elementos, ocultan mecanismos móviles que son accionados por un “operario”. Éste, como si se tratara de un fantasma errante, transita la obra de manera repetitiva y silenciosa, para otorgarle locomoción a lo inerte. No obstante, el primer estímulo sensorial no son los objetos ni su movimiento, sino un olor que brota al ingresar. Se trata de un aroma artificioso pero agradable – mezcla de café, vainilla, goma y polietileno-, que actúa como la carnada, guiándonos hacia la trampa.